El último rey de Escocia crítica película

el último rey de escociaDirección: Kevin Macdonald.
Reparto: Forest Whitaker (Idi Amin), James McAvoy (Nicholas Garrigan), Kerry Washington (Kay Amín), Simon McBurney (Stone), Gillian Anderson (Sarah Merrit).
Guión: Peter Morgan y Jeremy Brock; basado en la novela de Giles Foden.
Producción: Andrea Calderwood, Lisa Bryer y Charles Steel.
Música: Alex Heffes.
Fotografía: Anthony Dod Mantle.
Montaje: Justine Wright.
Diseño de producción: Michael Carlin.
Vestuario: Michael O’Connor.
Reino Unido, 2006

El último Rey de Escocia supone un acercamiento singular a la figura de Amin, ya que poco desvela la película sobre la personalidad de este presidente Ugandés: no confirma el presunto canibalismo de Amin y tampoco carga las tintas sobre su labor política. Es al final de la película, en los títulos de crédito cuando se muestran las imágenes de Amin, donde nos informan que este tras dejar el gobierno se exilió en Arabia Saudí donde permaneció veintipico años hasta morir en 2003.Los muertos que generó su regimen se cifran en 300.000, lo que permite conocer el trasfondo de este personaje.

La forma de acercar al espectador la figura de Amin es a través de un personaje ficticio, un joven Escocés que tras obtener su título de médico, que le viene de familia, pues su padre también lo es, quiere salir de la férula paterna y sobre un mapa mundi, que hace girar ante sus ojos cerrados, posa la yema de su dedo sobre un lugar, de tal modo que al azar, decide ir a Uganda. Corren los años setenta, y Garrigan que así se llama el doctor, no se mueve por instintos humanitarios, sino que lo que anhela es poner tierra de por medio, cambiar de aires, ver mundo, conocer gente, disfrutar de la vida, y llevar a cabo su profesión, tratando con enfermos, en este caso Ugandeses. Antes de llegar al poblado tendrá oportunidad de darse un revolcón con su compañera de asiento en el autobús.

Tras llegar al poblado donde colaborará con «dos blancos», casualmente acude junto con su compañera médica a un mitín del recién llegado al poder Amin. Poco después éste precisa ayuda médica y Garrigan se encarga de hacerle un vendaje al tiempo que despacha de un disparo a una vaca que agoniza, con el arma de Amin, que se ve sorprendido por el acto del joven, su desenvoltura y espontaneidad, al decir las cosas como las piensa sin filtros ni mordazas y quiere que Garrigan se convierta en su médico personal.

Garrigan dejará el poblado y se trasladará a las dependencias presidenciales, pasando fulminantemente de ser médico a consejero primero de Amin.
La elección del actor James McAvoy para dar vida a Garrigan es de lo más acertada. Garrigan no juzga a Amin sino que se deja ir, disfrutando de lo que le sucede, de su nueva posición, como si de un juego se tratara. Los sangrientos acontecimientos irán perfilando la figura de Amin, acentuando su carácter excéntrico, mostrando sus ataques de ira, y con el transcurso de los meses poco irá quedando de ese hombre próximo y cercano con el que Garrigan congenió desde el primer momento.
Forest Whitaker, que obtuvo el Oscar al mejor actor principal en la pasada edición de los Oscar, da vida a Amin con oficio y garra y plasma con poderío la vida de ese niño que surgió de la nada, y llegó a ser Presidente de un país, que luego quiso dominar por las armas, emborrachado de poder, y con delirios de grandeza.

La película se rodó en Uganda, pero un buen número de escenas transcurren dentro de las dependencias Presidenciales, en los hospitales, en los saraos orgiásticos que Amin organiza, en la piscina donde hidratar los cuerpos recalantados por los calores.
El último Rey de Escocia supone una apuesta interesante, un particular biopic, que transmite un buen número de emociones gracias a una labor interpretativa de altura, a un ritmo bien dosificado, a un planteamiento original, que no suena a déjà vu, que se ve con gusto, con un nudo en la garganta a veces y palpitaciones en los momentos finales, que recomiendo ver.

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