Cashback crítica película

Cashback cartel películaDirección y guión: Sean Ellis.
País: Reino Unido.
Año: 2006.
Duración: 102 min.
Género: Comedia dramática.
Interpretación: Sean Biggerstaff (Ben Willis), Emilia Fox (Sharon), Shaun Evans (Sean), Michelle Ryan (Suzy), Stuart Goodwin (Jenkins), Michael Dixon (Barry), Michael Lambourne (Matt), Marc Pickering (Brian), Nick Hancock (Rory).
Producción: Lene Bausager y Sean Ellis.
Música: Guy Farley.
Fotografía: Angus Hudson.
Montaje: Scott Thomas y Carlos Domeque.
Diseño de producción: Morgan Kennedy.
Vestuario: Victoria Russell

Dos añitos ha tardado Cashback en estrenarse en España. El planteamiento puede resultar original: Ben, un estudiante de bellas artes tras romper con la novia, y sufrir de insomnio decide emplearse en un supermecado en horario nocturno para vender así su tiempo libre a cambio de dinero. Allí conocerá a una cajera de la que caerá prendado, pasando a emborronar sus lienzos con su cara.

En la película hay diferentes niveles, en algunos momentos se abordan temas trascendentales que pasan por la búsqueda del amor, el afianzamiento de la confianza, y en otros se cumple con lo que se espera de un comedia juvenil y se nos muestran adolescentes con cabeza de chorlito, con escenas prescindibles como la del partido del fútbol.

Ben parará el tiempo a su antojo y así una vez congelado podrá proceder al estudio minucioso de la belleza, esta bajo las formas carnales de la mujer, pero visto bajo el punto de vista artístico, no de una simple pajilla.

cuatro tontos en apurosEse ilación entre lo profundo y lo superficial lo que cala y lo que resbala, lo inteligente y lo burdo es lo más peculiar en esta película, que a ratos aburre y a ratos resulta de lo más entretenido y sugerente,.

El repertorio de culos y tetas está bien cubierto. Baste ver a las mujeres que desnuda Ben el supermercado, la sueca que pasó por su casa con unas curvas espectaculares, la stripper y toda mujer que aparece en la cinta.

No aporta muchas cosas nuevas pero entretiene y tiene destellos de calidad, si bien críticos menos benevolentes, han comentado que no es más que «una apología del absurdo».

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