Nymphomaniac (Lars Von Trier)


Título original: Nymphomaniac. Volume I y II
Año: 2013
Duración: 334 min.
País: Dinamarca
Dirección: Lars von Trier
Guion: Lars von Trier
Música: Varios
Fotografía: Manuel Alberto Claro
Reparto: Charlotte Gainsbourg, Stellan Skarsgård, Stacy Martin, Shia LaBeouf, Connie Nielsen, Christian Slater, Nicolas Bro, Jesper Christensen, Uma Thurman, Caroline Goodall, Kate Ashfield, Saskia Reeves, Jens Albinus, Sophie Kennedy Clark, Omar Shargawi.

He visto Nimphomaniac en filmin, sin cortes, si bien tras su visionado he devenido lacerado, al menos interiormente. Una mujer apalizada (Charlotte Gainsbourg) es recogida en el suelo de un callejón por un hombre que la lleva a su casa. Allí, la mujer le referirá al desconocido (un apamplado Stellan Skarsgård) la historia de su vida. Una historia prolija en detalles, que se explicitará durante más de cinco horas y media de proyección, dividida en dos películas. La mujer es ninfómana y esta adicción al sexo, marca toda su existencia. Lars Von Trier decide ir hasta el final en muchas escenas. Si el cine en gran medida es diversión, entretenimiento, algo de drama, o especulaciones que se resuelven teóricamente, lo que aquí plantea el director danés es mostrar una realidad, compuesta de muchos elementos en sus elementos más crudos. A la mujer le prestan su rostros tres actrices, una niña que ya desde su más tierna edad alcanza un inopinado orgasmo sobre la campiña, que la lleva a elevarse como si levitase. Luego la vemos en su edad adolescente, primero estudiando y luego trabajando, dando rienda suelta a su deseo sexual, acumulando amantes de forma diaria y compulsiva. Las escenas sexuales son explícitas y las vulvas y los penes, buscándose y encontrándose por todos los orificios, asoman por doquier. Aquella situación parece verse limitada cuando se queda embarazada, y tenga a su hijo, pues en un determinado momento parece ella dar por bueno aquello que le dice su amiga en la adolescencia, “que el ingrediente básico del sexo es el amor”. Al final prevalecen sus instintos y se queda sin hijo y sin pareja. La mujer busca luego nuevas variantes, encontrando también el placer en el daño físico, siendo azotada, fustigada. Todas estas experiencias que la mujer refiere, su interlocutor las recibe sin juzgar, pues como él dice de sí mismo, viene a ser como un vidrio transparente, pues siendo él virgen, no tiene ningún prejuicio social, no hay ninguna tintura en su cristal. O eso dice.
Trier alterna secuencias sórdidas, crudas, duras con otras más poéticas, como aquellas en las que vemos a la mujer, antaño niña paseando con su padre, inoculándole éste su pasión por los árboles, en busca de aquel árbol que sea el espejo de su alma.
El tremendismo de Trier aboca al padre aquejado de una enfermedad terminal, todavía joven a una cama de hospital donde le vemos sufrir, agonizar, sin controlar los esfínteres, cagándose encima, todo lo cual se registra como si se tratara de un documental. O bien cuando uno de los amantes de la mujer se muda a vivir con ella, y con otro hombre, y la mujer y los niños del primero vienen a despedirse de su padre,
Otro tanto sucede cuando la mujer decide ser golpeada. El espectáculo de la tortura no escatima ningún paso. O ya, llevado al extremo cuando la mujer se queda de nuevo embarazada, en vez de seguir el procedimiento normal que le permitirá abortar, es ella misma quien aborta en su casa, infringiéndose un castigo, en unas de las imágenes más truculentas e insoportable que haya visto en el cine.
Es evidente el empeño de Trier por remover al espectador en el asiento, por sacarlo de su comodidad, y ponerlo frente a un buen número de situaciones desagradables, no solo visualmente, sino también con los diálogos, pues en la película hay muchos diálogos, entre la mujer y su escuchante, donde ella da su parecer muy poco políticamente correcto sobre los pedófilos, los dictadores. Él, con continuas divagaciones va cogiendo el guante, y a medida que ella le va contando su vida él las va contrastando con lo que ha leído, pues toda su experiencia vital parece ser una experiencia libresca. La mujer sigue desafiando sus límites y decide en un determinado momento buscar sexo en otra parte, en lengua extraña, y por un tiempo decide acostarse con negros, si bien aquello enseguida acaba, trata de corregir sus impulsos sexuales en un terapia llegando a la conclusión de que estas terapias sólo sirven para castrarla, para menoscabarla, para tratar de lograr que ella deje de hacer lo que hace y deje así de molestar e incomodar con su conducta a la sociedad, y entonces se encaminan al mundo del hampa, de la delincuencia, de la ilegalidad, donde alcanza su cenit rápidamente al poner en práctica sus conocimientos aprendidos todos los años, refinamiento tal, que sin recurrir a la violencia es capaz de sonsacar a uno de los morosos, por ejemplo, su secreto más escondido.
Durante toda la película parece que la mujer ha encontrado al final en ese hombre bueno, algo de tranquilidad, de paz, como ella le hace saber, tal que a partir de entonces se ve capaz de emprender una nueva vida, que pasa por la renuncia total de su sexualidad.
Como esas películas de terror en la que el protagonista logra escapar o eso cree, y en la última escena todo se malogra, así obra Trier con ese fundido en negro final; un proceder que pone la guinda a este portentoso carrusel de los horrores con el que Trier ha creado y se ha recreado en lugares infernales de los que lo habitual es apartar la mirada, quizás con la idea, materializada, de que ésta fuera la película más horrible jamás rodada.

Nuestra puntuación

2 comentarios en «Nymphomaniac (Lars Von Trier)»

  1. Me gusta vuestra reseña para mí Trier es uno de los mejores directores me gusta mucho su cine, sus planteamientos. Felicidades por el blog.

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  2. Uffff, yo no pude acabarla porque me pareció súper desagradable, vomitiva a veces. No es mi tipo de cine. Trier nunca me ha gustado, la verdad.

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