Yuli (Icíar Bollaín)


Título original Yuli
Año 2018
Duración 109 min.
País España
Dirección Icíar Bollaín
Guion Paul Laverty
Música Alberto Iglesias
Fotografía Alex Catalán
Reparto Carlos Acosta, Santiago Alfonso, Keyvin Martínez, Edison Manuel Olvera, Laura de la Uz, Yerlin Pérez, Mario Elías, Andrea Doimeadiós, Carlos Enrique Almirante, César Domínguez

Icíar Bollaín sigue haciendo películas de sumo interés. En esta ocasión el objeto de la película es un joven bailarín cubano de extracción humilde, al que habida cuenta sus dotes para el baile, se le ofrece la posibilidad de hacerse una carrera en el mundo de la danza. El muchacho no quiere dedicarse al baile, entre otras cosas porque sus compañeros de clase le llamarán entre mofas maricón. El empecinamiento de su padre hace que su retoño se encamine finalmente por la senda del baile, camino duro, que exige sacrificio.
El padre del niño, hijo de esclavos, que bien sabe lo que vale un peine, no se lo piensa dos veces en apalizar a su retoño cuando éste deje de asistir a clases. El padre tiene sus motivos, sus creencias firmes, y ve que su hijo tiene una oportunidad única que no debe desaprovechar. De esta manera el niño Yuli, empezará su andadura por el mundo del baile, una andadura nada fácil, ya que en ningún momento consigue ninguna amistad y siempre se ve rodeado de la soledad, soledad que se verá asentada a medida que va haciéndose mayor, tanto en su adolescencia como ya en su época adulta, a pesar de los múltiples éxitos que Yuli irá cosechando, al pasar a formar parte de grupos de baile ya sea en Italia o posteriormente en Londres.

El problema que se le plantea siempre a Yuli siempre es el mismo: vivir la vida que él quiere vivir, la cual ni el mismo sabe cuál es, porque nadie se ha tomado nunca la molestia de preguntarle qué es lo que le haría feliz o qué es lo que le gustaría ser o hacer, o bien vivir la vida de los demás, es decir llevar a buen puerto las esperanzas que su profesora de baile y sus padres -en especial su padre- ha puesto en él desde pequeño. En ese aspecto, si la película no conmueve más quizás sea debido al hermetismo de Yuli y a su inaccesibilidad.

Puede darse al final una circustancia intermedia, que pasaría por que Yuli permanezca en Cuba, junto a sus seres queridos, haciendo aquello que le gusta, que es bailar, en este caso como la máxima autoridad del ballet cubano.

La película arranca con Yuli ya adulto (con el rostro del bailarín Carlos Acosta) haciendo una coreografía, que es una autobiografía, en la que nos relata su vida a través de pequeños números de danza, donde se explica y se entiende a sí mismo, donde la danza sirve de catársis y exorcismo del pasado.

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