Juego de Tronos una serie épica

Juego de Tronos es la serie de moda. Una serie que a priori ofrece mucho y que luego cumple todas las expectativas, al menos en mi caso.

Hasta la fecha se han emitido tres temporadas de Juego de Tronos.

La serie se basa en las novelas del escritor George Raymond Richard Martin, quien ha publicado cinco novelas de la saga, y a quien le restan dos más para culminarla.

Ahora parece ser que se van a poner a rodar la cuarta temporada. Los productores están nerviosos, y azuzan a George para que publique su sexto libro lo antes posible. Algo que no deja de ser absurdo, pues un escritor no es una máquina que despacha un número de páginas por día. Además si queremos que el resultado esté a la altura, conviene esperar, dejar que George siga ahondando en sus tramas, en sus personajes, creando y manteniendo esas sinergias de todo signo.

Como no he leído (y lo lamento de veras) las novelas de George no puedo afirmar aquí si la serie resulta ajustada o no a lo escrito.

Es un hecho que la serie es ambiciosa y cuenta con un abultado presupuesto para materializarse. Son nada menos que Siete Tronos los que están en liza. Diferentes Señores con sus ejércitos respectivos, ubicados en parajes de lo más variopinto. Así unos están en zonas desérticas, otros en zonas glaciares, otros en zonas marítimas, etc.

Además hay escenas con multitudes, luchas encarnizadas entre ejércitos, batallas navales y unos efectos especiales bien logrados que consiguen dimensionar y hacer lo visionado si cabe más espectacular. Lo que se agradece es que la mayoría de lo que vemos sea real. Que la piedra sea tal y no corchopan, que los bosques sean de madera y no un producto infográfico.

Ver Juego de Tronos es vivir una aventura en toda regla que paladear con la boca abierta, porque en la serie pasa casi de todo. Tenemos a un hermano y una hermana, los Lannister, manteniendo relaciones sexuales incestuosas, con su progenie respectiva. Un Rey, Joffrey marcado por su cruel proceder. Tyrion, un enano contrahecho sumamente inteligente que es de lo mejor de la serie, señores homosexuales, como Loras, que hacen el paripé de cara a la galería mientras se entregan a sus pasiones, un montón de mujeres de todo estrato que se despendolan a la mínima de cambio, haga frío o calor, para deleite de sus machos que solo ansían vaciarse en ellas. Si bien, también en contadas ocasiones hay lugar para el amor, para las caricias, sobre todo en la tercera temporada donde los Señores, del Norte o del Sur, buscan más el amor que vencer en el campo de batalla, como si esa guerra fuera la Guerra que vale en verdad librar y ganar.

No faltan las intrigas palaciegas, las traiciones veladas o no, los odios cervales, incluso familiares, el afán por medrar, los dobles y triples juegos, la inteligencia puesta al servicio de un fin, personajes listos, ladinos, codiciosos, dispuestos a alianzas de cualquier tipo que les permita cumplir su objetivo por poco noble que resulte. Derrotas que son superadas por Victorias o acrecentadas por nuevas derrotas. Traiciones que acaban con la cabeza del traidor rodando por el suelo, o ensartada en una pica, o con el miembro del traidor y sus bolas periféricas arrancadas de cuajo.

Sí, en Juego de Tronos, hay mucha violencia explícita, mucha brutalidad y tortura, el suelo está bañado de sangre, la violencia está en el ambiente, las espadas encuentra la carne ajena por menos de nada. La vida cotiza a la baja en el mercado de la desdicha. Se puede hablar largo y tendido de la serie, ganas me quedan de leerme los libros de George.

Mientras tanto solo nos queda esperar que se emita, cuando sea, la cuarta temporada.

De momento, paciencia, buena sombra, mejores alimentos y feliz verano.

En 2012 Juego de Tronos fue la serie más descargada, o pirateada. Nos sobran los motivos, que cantaría Sabina.

Nuestra puntuación

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