L’intrusa (Leonardo Di Costanzo)

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Título original: L’intrusa
Año: 2017
Duración: 95 min.
País: Italia
Dirección: Leonardo di Costanzo
Guion: Leonardo di Costanzo, Maurizio Braucci, Bruno Oliviero
Música: Marco Cappelli, Adam Rudolph
Fotografía: Hélène Louvart
Reparto: Anna Patierno, Gianni Vastarella, Marcello Fonte, Martina Abbate, Raffaella Giordano, Valentina Vannino

Leonardo Di Costanzo presentó en 2012 L´intervallo. En 2017 volvió a la carga con L´intrusa. Leonardo se curtió en el mundo del documental y eso se aprecia bien en L´intrusa, pues la cámara lejos de juzgar o posicionarse, deja espacio a sus personajes para que actúen. El espectador observa, y saca sus propias conclusiones. La actriz principal sobre la recae el peso de la interpretación, aunque la película es coral, es Raffaella Giordano, un rostro apenas visto en la gran pantalla, que aporta su frescura y naturalidad, exenta de cualquier artificio ni sobreactuación. Rafaella había trabajado anteriormente y únicamente en la película Il giovane favoloso.

La historia se desarrolla en la perifería de Nápoles. Giovanna ha creado allá un espacio recreativo, la Masseria, en el que los niños son sustraidos a las calles y a la Camorra, resultando una suerte de oasis urbano. Allá los niños juegan, realizan talleres de pintura, escultura, hacen monstruos de metal con bicicletas desvencijadas, se relacionan y en definitiva son felices, creciendo como lo que son: niños.

Ese equilibrio siempre precario ante tantas amenazas externas y a menudo violentas, se tambalea cuando una familia se aloja en un casita aneja al centro. Allá aparece la policía poco después para llevarse a un hombre detenido acusado de homicidio. La mujer, la niña pequeña y el bebé recién nacido se quedarán en la casita. Esto no traerá más que problemas, pues el detenido pertenece a la Camorra y nadie en la Masseria quiere tener cerca a miembros de esa organización.

Giovanna se enfrenta a un dilema: qué hacer, qué decisión tomar. Nadie la apoya ni secunda, porque los que trabajan con ella, los profesores del centro escolar, las familias de los niños que acuden al centro, ninguno de ellos quieren que nadie de la Camorra rondé por allá, pues para ellos ese sitio recreativo tiene razón de ser porque ha logrado sustraerse a los tentáculos de la criminalidad, que sigue acechando. Vemos, por ejemplo, cómo las hermanas del preso acuden a llevarse a la intrusa con ella, a lo cual ésta se niega.

Giovanna es consciente de todo esto, pero su forma de ser, su bondad, le impiden dejar a nadie tirada, abandonada a su (mala) suerte, máxime cuando la mujer va acompañada de dos niños que no tienen culpa de nada, pues uno nunca elige a sus padres. La intrusa a su vez no da ninguna concesión, no da el brazo a torcer, mantiene impasible su rostro inviolable, granítico, no agradece nada, se cree con derecho a todo, recrimina a los otros niños el comportamiento para su hija, cuando hay una algarada infantil en la que se ve implicada. A pesar de todo Giovanna la sigo ayudando, pues como le hace saber ha conocido a muchas mujeres como ella, en su misma situación y ninguna ha sido feliz, sirve para apuntalar el diálogo, que nunca es tal, ya que la intrusa se encastilla en un hermetismo oral del que no quiere salir.

Sin moralina alguna, ni maniqueísmos, ni lugares comunes, ni falsos arrebatos románticos, ni imposturas, ni artificios, Leonardo Di Costanzo saca adelante una película magnífica, que pone en el centro de la misma la bondad humana, también los miedos y amenazas que la acechan, en donde Giovanna encarna sin darse importancia alguna, esa energía imparable, en su búsqueda y defensa de la concordia, la armonía, y en especial del respeto, la única manera de que la atmósfera que todos ellos -niños y adultos- respiran resulte respirable, habitable

Nuestra puntuación

1 comentario en «L’intrusa (Leonardo Di Costanzo)»

  1. Leonardo es un gran director. Esta película todavía no todavía no la he visto, espero hacerlo en breve. Es un director que gusta de sacar brillo a las historias cotidianas, sin caer en el miserabilismo, en ellas brilla la esperanza. Saludos desde Genova

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