Sauna (Antti-Jussi Annila, 2008)

Sauna cartel películaDirección – Antti-Jussi Annila
Guión – Liro Küttner
Producción – Tero Kaukomaa y Jessy Fryckman (Bronson Club) y YLE
Fotografía – Henri Blomberg
Música – Panu Aalto
Elenco: Ville Virtanen (Eerik) Tommi Eronen (Knut) Viktor Klimenko (Semenski) Rain Tolk (Rogosin) Kari Ketonen (Musko) Sonja Petäjäjärvi (Poika)
Género: Terror
País: Finlandia / República Checa
Año: 2008
Duración: 83 mins.

Hablaba antes de Kandidaten una producción danesa. Ahora hablo de Sauna, película Finlandesa que me ha dejado un buen sabor de boca (es un decir, porque la sensación es más bien desasosiego y cierta incomodidad, por lo que los objetivos de la película se ven cumplidos con creces, tratando del género de terror psicológico).

La acción discurre en 1595. Suecia y Rusia andan guerreando y al acabar la contienda. Dos hermanos, Knut y Eerik son enviados junto a dos Rusos a delimitar las fronteras entre Suecia y Rusia. Esto les lleva al Norte, a lo que luego se conocerá como Finlandia (una vez que lograron la independencia de los Rusos en 1917). Eerik, es un guerrero, hombre de armas, sin remordimientos, a pesar de que lleva buena nota de las personas a las que va matando, en pos de sus ideales. Mientras, su hermano Knut, es un hombre de letras, que odia la violencia y que tiene miedo de su hermano al ver lo que este es capaz de hacer.

La comitiva se va adentrando en el norte, hasta que llegan a un pantano, en donde encuentran un poblado que no aparece en los mapas. No saben si son rusos o suecos, y una vez que sienten una presencia extraña, cada uno tratará de endiñarle el territorio a los otros, al ver que nada bueno les deparará la pertenencia de esas cienagas.

Antti-Jussi Annila, con esta su segunda película, logra transmitir al espectador toda la incomodidad que sufren los personajes de esta historia. El paraje es casi desértico, frío, desapacible, y una vez en el pantano, la cámara logra inquietarnos, al sentir nosotros también esa presencia extraña que irá despachando a todos los que moran en el lugar. Quizá la muerte sea la única muerte de purgar los pecados de estos hombres, que en el culo del mundo, tratan de fijar los lindes de unos países, como si esas fronteras pudieran redimir la sangre vertida en su conquista.

Demoledora la puesta en escena. De agradecer la concisión de la propuesta, la escasa verborrea de los personajes. Basta verlos moverse, lidiar con sus fantasmas para entenderlos. Monumental el trabajo de Ville Virtanen, cuyos ojos lo expresan todo. La glacial fotografía de los exteriores e interiores, como esas sedas que amortajan a los enfermos nos envuelven también a nosotros, para dejarnos en estado catatónico, sin poder despegar los ojos de la pantalla, hasta que al final estos se convierten en fruta madura, y el lagrimal en veneros envenanados.

Nuestra puntuación

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