Querida Wendy (Dear Wendy) crítica película

Dear Wendy Querida WendyDirección Thomas Vinterberg
Intérpretes Jamie Bell (Dick)
Bill Pullman (Krugsby)
Michael Angarano (Freddie)
Danso Gordon (Sebastian)
Novella Nelson (Clarabelle)
Guión Lars Von Trier
Fotografía Anthony Dod Mantle
Música Bejamin Wallfisch
Montaje Mikkel E. G. Nielsen
Año 2005
Nacionalidad Dinamarca-Alemania-Francia-Reino Unido

Dirige Thomas Vinterberg con un guión de Lars Von Trier. Los dos fundaron el movimiento Dogma en 1995, si bien en esta ocasión no se siguen los principios recogidos en dicho movimiento.
La acción transcurre en un pueblo minero americano, en el que la población masculina vive de la mina. Dick es un Dear Wendy peliculajoven que se ve forzado a seguir los pasos de su padre que trabaja en la mina. Finalmente logra zafarse de su destino laboral y su vida toma otro derrotero. Dick convence a otros jóvenes del pueblo (el pueblo es un lugar inhóspito, cerrado, asfixiante, de pocos habitantes, que recuerda a la tarima de Dogvilleo de Manderlay. Un sitio en donde da la impresión de que no hubiera escapatoria), para reunirse y llevar a cabo un movimiento pacifista armado, el Club de los Dandies. La brillante idea le surge a Dick (Jamie Bell), cuando al hacer un regalo, cae en sus manos un revólver de juguete. Luego las conversaciones con otro amigo enamorado de las armas y de sus mecanismos, es lo que le motiva a crear el Club. Como en toda asociación, grupo, comité, se establecen unas normas que se han de respetar. Cada uno de los jóvenes tiene su propia arma, que solo ellos pueden usar. Tampoco pueden usar las armas fuera de su espacio de reunión (en la mina). Las armas no son para hacer uso de ellas, sino para sentirse más seguros cuando las llevan encima, madurar, e incluso poder mirar a la gente a los ojos. Superando esa etapa en la que esos mozalbetes eran unos perdedores.
De ese modo los jóvenes viven en un mundo aislado, practican con las armas, discuten sobre la utilidad y fin de cada una de ellas, ven videos sobre el efecto de las balas cuando perforan el cuerpo humano, etc.
La película es lo suficientemente clara como para dejar de manifiesto el gran absurdo que supone el uso de las armas de fuego, las muertes (evitables) que generan, y cómo además de no servir para nada, más que para hacer el mal, suponga que unos jóvenes bastante ingenuos, alberguen la esperanza de que a través de su manejo van a ser mejores y más seguros, aunque como luego se verá, cuando hay armas por medio, y unos jóvenes con poco que perder, y bastante temerarios, se puede armar la de San Quintín.

Lars Von Trier, ya sea como director, o como sucede en esta ocasión como guionista, sigue planteando temas muy interesantes de candente actualidad, como en este caso, el uso de armas de fuego. Me gusta su plantemiento antipanfletario, yendo por la senda de lo surrealista-absurdo, pero que deja muy a las claras su posicionamiento sobre el tema. Es otra forma de arremeter contra el sistema americano (unos lo hacen a lo grande como Syriana, con grandes petroleras de por medio, y a otros como a Trier, le basta, un decorado y un par de meses para en su particular microcrosmos plasmar sus reflexiones y pensamientos sobre las consecuencias del desmedido uso y acceso a las armas de fuego).

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